miércoles, 6 de octubre de 2010

Reflexión.

Imaginemos que el mundo se va a acabar y nos piden elegir una docena de profesiones indispensables para la reconstrucción. ¿Cuáles elegirías? Seguramente campesinos, maestros, carpinteros, médicos; si quieres arquitectos, ingenieros, mecánicos, ... pero, ¿pensarías en redactores, directores de arte, gerentes de mercadotecnia o planners? La verdad es que nadie en su sano juicio lo haría. Seamos honestos, tenemos una profesión importante para el sistema económico en el que vivimos, divertida y bien pagada. Hasta ahí. Si mañana no sale la campaña no pasa nada, la gente seguiría tranquilamente con su vida. Por eso, después de tantos años, no deja de llamarme la atención la arrogancia de muchos de nosotros, esa sensación de "somos indispensables e infalibles" con la que caminamos con una cerveza en la mano. En lo personal, sólo trato de agradecer cada día que se me permite venir a la oficina, tomar un café, reírme, enojarme a veces, y encima, cobrar.

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